El triste poema
Se pueden sentir los latidos inútiles
De los sedosos cuerpos que taladran destinos inútiles.
Embarcado en ministerios hostiles
A la critica ajena callo mi llanto y me hundo.
Puedo sentir tus latidos lejanos ajenos a este mundo.
Y atormentado de lamentos.
Sin poder nada más hacer q esperar.
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